El alto costo de la migración hidalguense
* El gobierno se enorgullece de la captación de 520 millones de dólares de remesas, pero eso solo exhibe la miseria en Hidalgo.
* Un hidalguense en la antesala de la muerte en la prisión de Kentucky
* El muro en la frontera no frenará la migración.
En las próximas semanas, cientos de miles de trabajadores migrantes mexicanos, cruzaran, -la mayoría de manera ilegal-, la frontera de México con los Estados Unidos de Norteamérica, para reintegrarse a sus labores en el vecino país del norte, en el que la mano de obra mexicana, se ha convertido en uno de los principales sustentos de su economía.
Manos mexicanas sembrarán, cultivarán y cosecharán en el campo norteamericano; servirán como obreros mal pagados en miles de fabricas y industrias manufactureras y servirán en hoteles, restaurantes, escuelas y empresas cargueras, entre muchas otras, en labores que “ni los negros quieren hacer”.
A pesar del trabajo rudo, intenso y de calidad que los mexicanos realizan en los Estados Unidos, ese país que se precia de ser el campeón mundial en materia de libertades, anunció el domingo 18 de diciembre, justo cuando se celebra el Día Internacional del Migrante, la construcción de un enorme muro en cinco regiones de la zona fronteriza con México, concretamente en los Estados de California, Arizona, Nuevo México y Texas, a fin de frenar el paso de ilegales hacia esa nación.
El muro que de concretarse sería resultado de la nueva propuesta de Ley Antiinmigrante que se ha aprobado, tendría una extensión de mil 100 kilómetros de largo, es decir, una tercera parte de los tres mil 200 kilómetros de frontera que comparte México con ese país, en el que habrán de invertirse miles de millones de dólares para la edificación de la barrera.
Con justa razón, las autoridades mexicanas y de otros países, han criticado la decisión estadounidense, país campeón en la violación de los derechos humanos dentro y fuera de sus fronteras, pero esos gobiernos que ahora levantan la voz, quizás puedan hacen algo mejor por sus naciones, si en vez de verter calificativos a los gringos, dedicasen sus esfuerzos a la creación y generación de empleos en Latinoamérica para evitar que el fenómeno de la migración siga creciendo.
Por el lado que quiera verse, en este problema que representa el fenómeno migratorio, no son los gringos, sino los migrantes, los que salen perdiendo.
En México son las entidades más pobres del país, las que tienen las cifras más altas en materia de expulsión de mano de obra y entre estas se encuentra el Estado de Hidalgo, cuyo gobierno informa como si se tratara de un gran logró, que este año las remesas que se recibirán por parte de los migrantes hidalguenses, se incrementarán de 415 a 520 millones de dólares, más del 20 por ciento con relación al año anterior.
Se presume esa cantidad como si fuera algo digno de orgullo, cuando en realidad lo que se esta haciendo, es exhibir la miseria que existe en el suelo hidalguense y que obliga a nuestros paisanos, a dejar el campo, abandonar la tierra y buscar allá, más arriba de la frontera norte, el trabajo, el dinero y bienestar, que ni el Estado, ni mucho menos las autoridades, son capaces de dar.
Efectivamente se incrementó de manera considerable el número de dólares que llegarán de los Estados Unidos de Norteamérica y ello ubica a la entidad en el sexto lugar a nivel nacional en esta materia, pero a la vez, se ocupa el sexto lugar en expulsión de mano de obra y el cuarto sitio en expulsión indígena; Además para que a Hidalgo puedan llegar esos recursos, la mayoría de los migrantes hidalguenses, ha tenido que cruzar la frontera de manera ilegal y exponiendo su vida.
Tan solo el año 2005, cerrará con 115 defunciones de migrantes procedentes de Hidalgo, de los cuales el 30 por ciento, es decir 20 personas, fallecieron en su intento por cruzar la frontera y en caso de que se concrete la construcción del muro que pretende edificar el gobierno de George Walker Bush, es de preverse que el paso ilegal hacia los Estados Unidos, será mucho más difícil, pero sobretodo, más caro en lo que respecta al dinero y el número de vidas que ahí se perderán.
Porque definitivamente es de suponerse que “El Muro de la Indignidad”, como algunos han comenzado a llamarlo, no evitará el paso de migrantes, como tampoco se ha podido evitar la introducción de drogas y narcotraficantes a los Estados Unidos, a pesar de que ese país, afirma invertir alrededor de 40 mil millones de dólares anualmente para esa labor, que se viene realizando desde hace 30 años.
En España, por ejemplo, no cuentan con un muro como el que se pretende, tienen un océano entre América y Europa, así como un “calificado” sistema de fiscalización y a pesar de ello, es ese país y concretamente el aeropuerto internacional de Barajas, el principal punto de entrada ilegal para quienes migran ilegalmente hacia el viejo continente.
Ciertamente la decisión de construir un muro, es algo que da risa en lo que se refiere a los resultados que los norteamericanos esperan obtener, porque no detendrán a quienes estén decididos a cruzar la frontera en busca de un empleo. La misma construcción indigna, por el desprecio racial que ello implica, hacia los sectores más pobres de México y de otros países, cuyo talento y habilidades de sus connacionales, han hecho de los Estados Unidos de Norteamérica, la potencia económica y militar que ahora es.
Las manos mexicanas le han dado calidad a los productos que generan el campo y las industrias de los Estados Unidos y, el beneficio que los migrantes han dejado en aquel país, es complemente desproporcionado al poco bienestar que sus remesas generan en entidades como Hidalgo, de la que anualmente emigran entre 13 y 15 mil hidalguenses, 20 por ciento de ellos menores de edad, que al menos en el primer año de estancia ilegal en aquel país, no cuentan con servicios de educación y salud.
Otro ejemplo del elevado pago que el pueblo de Hidalgo da a cambio de esos 520 millones de dólares de remesas recibidas durante el 2005 y que tanto enorgullecen a las autoridades, lo tenemos en el nombre del hidalguense, Ismael Roque Gutiérrez, que originario del municipio de San Salvador, enclavado en el Valle del Mezquital, se encuentra condenado a muerte en la prisión de Kentucky.
No está a discusión la inocencia o culpabilidad de Ismael Roque, el punto a comentar en este caso, es que él, como miles de hombres, mujeres y niños, que todos los días salen de la Huasteca Hidalguense, el Valle del Mezquital y la región Otomí-Tepehua, también viajó en la búsqueda del bienestar que la tierra de esta entidad le negó y de no concedérsele la conmutación de pena por la de cadena perpetua que ha pedido su defensa, podría ser ejecutado el próximo mes de febrero, a pesar de que la Corte Penal Internacional, ordenó a las autoridades estadounidenses, volver a revisar el caso de los 51 mexicanos que se encuentran condenados a muerte en nueve estados de aquel país.
Desgraciadamente en ambos lados de la frontera, se utiliza el discurso entorno a los migrantes, como una gran oportunidad en busca de incrementar la rentabilidad política de los funcionarios públicos, pero la verdad es que cada día se siguen muriendo más mexicanos en territorio Norteamericano, cuando las oportunidades de trabajo deberían creárseles aquí.
En Hidalgo, el gobierno local afirmaba al finalizar el sexenio gubernamental de Manuel Ángel Núñez Soto, que cada semana se abrían tres nuevas empresas, mientras que la nueva administración que encabeza Miguel Ángel Osorio Chong, destaca que en los primeros nueve meses de su ejercicio, ya se han generado 11 mil nuevos empleos.
Lo cierto es que se abren empresas y se crean fuentes de trabajo, pero las dependencias oficiales nunca informan, cuantas industrias cierran y el número de empleos que se pierden en ese mismo periodo.
Nos anuncian que tenemos ya más remesas y que ahora estamos en el sexto lugar nacional en ese sentido, pero nunca se hace mención de las cifras de expulsión de mano de obra que existe en nuestros municipios, de las miles de familias que quedan sin padre o madre al frente de ellas.
En ningún lugar se menciona de ese alto costo en vidas y dinero que pagan los hidalguenses en su búsqueda del sueño americano, ni tampoco se sabe si la oficina de Atención al Hidalguense en el Estado y el Extranjero, ha cumplido aunque sea mínimamente los objetivos para los que fue creada esa oficina o si acaso sigue sirviendo únicamente como agencia de viajes para quienes trabajan en dicha dependencia.
Lo que si se sabe, insisto, es que será más difícil, caro y duro para los migrantes el llegar al American Dream; Que el 2005 cierra con 115 migrantes hidalguenses muertos y que a cambio aquí solo llegan 520 millones de dólares.