lunes, noviembre 13, 2006

Familia Presidencial, Corrupción sin límite


* Corrupción sin límite en Los Pinos.
* Documentan periodistas más casos de tráfico de influencias.
* Los Fox de la Concha y Bibriesca Sahagún, los beneficiarios del poder.
* Los excesos de la familia presidencial vienen de varios sexenios atrás, nunca habían sido como ahora.


La negativa que la Cámara de Diputados dio al presidente Vicente Fox Quesada para viajar a Australia y Vietnam y que ratificara el pleno de los Senadores, puso en evidencia una vez más, el cómo el titular del Ejecutivo Federal, hizo uso durante su gobierno, de los recursos públicos para satisfacer intereses personales.
Ahora se sabe que con el pretexto de realizar una visita de Estado a aquellos dos países, Vicente Fox pretendía en realidad, acudir a Australia para visitar a su hija adoptiva Paulina Fox de la Concha, quien luego de haber contraído matrimonio en una ceremonia efectuada en la Residencia Oficial de Los Pinos, se fue con su esposo a vivir a tierras australianas donde se dice que pronto dará a luz.
Es decir que para una visita familiar, Fox Quesada y su esposa Marta Sahagún Jiménez, se valdrían de su condición de jefe de Estado del primero para viajar y ser recibido con honores, serían trasladados a bordo del avión presidencial y cargarían sus gastos al erario, lo cual esta vez no permitieron los diputados y senadores, quienes le exigieron que mejor se quedara en México a atender los asuntos de importancia nacional.
Así como esta vez, Vicente Fox durante su mandato siempre se valió del poder para beneficiar a su familia, el ejemplo más claro de ello está quizás, en los hijos de Marta Sahagún, Manuel, Jorge y Fernando Bibriesca Sahagún, quienes con evidencias de sobra, han sido señalados de haber realizado infinidad de negocios al amparo del poder que emana de Los Pinos y que les ha dado la oportunidad de acumular una incalculable riqueza.
Los negocios de los Bibriesca Sahagún han sido documentados lo mismo por la escritora Olga Wornat en sus libros “La Jefa” y “Crónicas Malditas”, así como por las periodistas Anabell Hernández y Arely Quintero en “La Familia Presidencial” y “Fin de Fiesta”, en las que ponen al descubierto la presunta vinculación de los Fox con aerolíneas, empresas constructoras, con el narcotráfico, el favoritismo del que fueron objeto los hijos de Sahagún por el Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB), la Dirección General de Aduanas y diversas secretarías y dependencias del Poder Ejecutivo.
Las periodistas han logrado probar, lo que no fue capaz de haber la comisión de diputados de la LIX Legislatura que expresamente fue creada para ese fin, cuando comenzó a difundirse que el hijo mayor de Marta, que antes se dedicaba a la pepena de basura para reciclarla y fabricar mangueras de plástico, ahora construye conjuntos residenciales, recibe multimillonarios contratos por parte de Infonavit, negocia con Petróleos Mexicano, viaja en un jet particular y es dueño de lo que quiere.
Desde los tiempos de Miguel Alemán Valdez como presidente de la República, los negocios de la familia presidencial fueron evidentes, “Miguelito” que algún día fuera gobernador de Veracruz, también se compró un avión con el producto de sus “domingos” y esa práctica de enriquecerse gracias al tráfico de influencias, se hizo común en los siguientes gobiernos, José López Portillo y Pacheco favoreció a su hijo José Ramón haciéndolo funcionario público y llamándolo “el orgullo de mi nepotismo”, pero tal acto de corrupción se queda corto comparándolo con los de sus sucesores.
En el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado, su hijo Federico cobró fama por su participación en negocios relacionados con buques petroleros y con el banquero Carlos Cabal Peniche. Raúl Salinas de Gortari, hermano de Carlos, también es ejemplo de enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y saqueo a la nación.
Al término del mandato de Ernesto Zedillo Ponce de León, se afirmó que su hijo Ernesto Zedillo Velasco también acumulaba una inmensa riqueza y se hizo público que su hermano Rodolfo, se relacionaba con el lavado de dinero y protección a narcotraficantes.
Pero el gobierno del cambio, es el más claro ejemplo de cómo una sola familia que llegó “pobre” ahora sale como Mc Pato, pues desde el inicio de la gestión de Vicente Fox, se supo que sus empresas y las de sus hermanos enfrentaban serios problemas económicos, pero fueron resueltos gracias al rescate de sus finanzas, cuyos pasivos fueron incluidos en el Fobaproa, cuya deuda ahora pagamos todos.
Ahora que van de salida los Fox, se ha especulado con mucha razón que “Vicentillo” el hijo menor de Vicente Fox y Lilián de la Concha, es el nuevo dueño de la empresa de autotransporte “Estrella Blanca” a la que ingresó como “asesor” al terminar su preparatoria, rescatándola de la ruina y conduciéndola a su mejor época, a la bonanza, que lo convirtió en directivo y ahora en socio.Se sabe de Ana Cristina Fox, que entró como empleada a un hotel, pero los mal pensados aseguran que es copropietaria de la cadena hotelera “Camino Real” y que de su sueldo de gerente, adquirió un rancho denominado “La Estancia” de más de 300 hectáreas sembradas con agave azul, en donde hay una centena de reses, venados, llamas, avestruces y borregos, así como caballos broncos y pura sangre, localizado a un lado del San Cristóbal que es propiedad de su padres.Nada se sabe todavía de Paulina y Rodrigo Fox de la Concha, los hijos menores de Vicente, pero con lo que se ha hecho público de los hermanos Manuel, Jorge Alberto y Fernando Bibriesca; del proceder de Juan Pablo Fox Quesada y de las propiedades que adquirió la “pareja presidencial” en los últimos años, como la playa de El Tamarindillo, es suficiente para saber que su riqueza y ratería no tuvo límite.
Ahora también se hacen públicos en el más reciente libro de Anabell Hernández y Arely Quintero, los presuntos nexos de los Bibriesca con cárteles del narcotráfico, la supuesta protección de Joaquín “El Chapo” Guzmán y la utilización de barcos arrendados a PEMEX para transportar drogas, se habla de vínculos del hijo mayor de Marta Sahagún con el narcotraficante Guillermo González Calderón y se dan detalles del enriquecimiento a través del fraude.
Se siembran dudas en torno al destino de mercancía por mil 141 millones de pesos incautada por la Dirección de Aduanas y donadas a la fundación de Marta Sahagún y se comenta el derroche de recursos públicos que se realiza en las fiestas que se organizan en las casas presidenciales localizadas en Acapulco, Guerrero; Cancún, Quintana Roo y San Miguel de Allende, Guanajuato.
Nadie debe olvidar que desde el inicio del sexenio de Vicente Fox, el rancho San Cristóbal que es de su propiedad, fue remodelado con recursos del gobierno para recibir la visita de George Walter Bush, pero tampoco deben pasarse por alto las nuevas denuncias que han comenzado a surgir en torno a la familia de Marta Sahagún.
La más reciente revela el otorgamiento de una concesión para prestar el servicio público de transporte aéreo nacional de pasajeros, carga y correos, a una empresa denominada Avolar Aerolíneas, S.A., cuya compra fue concretada en 300 millones de dólares por dos personas, Guillermo Sahagún Jiménez y Jorge Alberto Bibriesca Sahagún, hermano e hijo de Marta, cuyos socios invertirán 90 millones más.
El libro “Fin de Fiesta”, prueba los secretos, los excesos y el escandaloso nivel de corrupción familiar que se alcanzó en Los Pinos, en los últimos años y los vínculos de sus moradores con el narcotráfico y el crimen organizado. Pero denuncian que de mayo a la fecha se han destruido más de 10 toneladas de documentación de los acuerdos tomados en la residencia oficial.
Por lo menos, a los mexicanos nos queda el consuelo de que en el próximo gobierno no podrá acusarse a los hijos de Felipe Calderón de enriquecimiento o de negocios oscuros, pues la mayor tiene nueve años y saldrá de Los Pinos al cumplir 15, pero habrá que cuidarles las manos a los cuñados, que aprovechando el tiempo en que fungió como funcionario, se volvieron millonarios.
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