viernes, agosto 11, 2006

El Arbolito: La historia que llega a su fin

* Familias de El Arbolito temen que el INVIDAH no les cumpla, como no les cumplió a vecinos de Los Pirules.
* Por seguridad los vecinos deben acceder a la reubicación.
* 154 viviendas serán derruidas y ahí se demolerá parte de la historia minera.
* La Providencia donde serán reubicados, en camino de convertirse en una Ciudad Neza


En el mes de septiembre de 1995, la colonia Cubitos a un costado de lo que fue la mina del Álamo, fue escenario de un hundimiento que obligó al desalojo de un importante número de viviendas que meses después fueron demolidas por el riesgo que representaban para sus moradores que fueron reubicados a la colonia Campo de Tiro.
En su lugar quedó una “área verde” que fue cercada por el Gobierno del Estado para evitar que se volviera a construir en ese sitio, donde aún se aprecian las huellas del hundimiento por el cual se dijo que también se desalojarían viviendas ubicadas sobre el viaducto Rojo Gómez, pero nunca se hizo.
Cuando a causa de las intensas lluvias, se vinieron abajo los túneles de la mina del Álamo, el hundimiento provocó la alerta entre las autoridades que de inmediato se avocaron a la realización de una serie de estudios para evaluar el grado de riesgo que se registraba en otros viejos barrios mineros y fue así como se determinó que muchas casas de El Arbolito, El Porvenir, La Camelia y Españita, debían desalojarse para seguridad de los vecinos.
En el 2003, la Dirección Estatal de Protección Civil, determinó que un riesgo similar corrían muchas familias de el barrio La Camelia, por lo que el Gobierno del Estado emitió un decreto que ordenaba el desalojo de inmuebles cuyos moradores recibirían como apoyo institucional, un terreno completamente urbanizado y un paquete de materiales para construir un pie de casa en el fraccionamiento Los Pirules que se ubica atrás del Centro de Readaptación Social para Adultos.
Tres años después las familias que por decreto se reubicaron en Los Pirules, continúan en espera de que el Instituto de Vivienda, Desarrollo y Asentamientos Humanos (INVIDAH) cumpla lo prometido, pues han pasado cerca de 36 meses desde que fueron sacados de La Camelia con engaños y aún carecen en sus casas de luz, agua potable y drenaje sanitario además de que las calles carecen de pavimento.
Quizás por ello, algunas de las 154 familias de El Arbolito que hace unos días fueron notificadas de que deberán desalojar sus viviendas ante la posibilidad de que se registren nuevos hundimientos en la colonia, como el ocurrido en octubre del 2005, muestran cierta resistencia a cumplir el decreto emitido la semana anterior, pues en él se afirma que contarán con el apoyo institucional para recibir un lote con los seis servicios básicos de urbanización y un paquete de materiales para construir un pie de casa en el fraccionamiento La Providencia.
Eso mismo se les prometió a los que salieron de Camelia y no se les ha cumplido, por lo que si el Gobierno del Estado desea convencer a los habitantes de los barrios de El Arbolito y El Porvenir de los riesgos que corren y de la conveniencia de aceptar su reubicación, bien haría por comenzar a cumplir las promesas que aún tiene pendientes con los vecinos de Pirules que prácticamente se encuentran peor de cómo vivían antes.
El nuevo decreto establece que a la brevedad posible deberán desalojar sus propiedades, las familias que habitan en nueve manzanas del viejo barrio minero, que se localizan en las calles de Rafael Gallo, Zarco, Observatorio, Reforma, Peñuñuri, Porvenir, Veta Porvenir, Veta Valenciana, Prolongación Porvenir, Humbolt y Galeana, así como los callejones de Porvenir y Zarco.
El objetivo es que los cerca de 800 vecinos que ahí habitan, accedan a reubicarse en el fraccionamiento La Providencia en el municipio de Mineral de la Reforma, donde el INVIDAH les promete ofrecer todas las facilidades posibles para la adjudicación de un predio urbanizado y un pie de casa, a cambio de que firmen un contrato donde aceptan permutar sus viviendas y de que otorguen 8 mil 250 pesos a plazos para concretar el convenio.
De lograrse, los inmuebles que se desocuparán correrán la misma suerte de aquellos que en 1995 se consideraron como asentados en zona de riesgo en Cubitos, se demolerán para la creación de áreas verdes y posiblemente de reforestación, se les cercará y no podrán ser utilizados en el futuro para construcción.
A consecuencia de la actividad minera que por muchos años se efectuó en esa zona, se ha determinado que podrían presentarse hundimientos como el que afectó a los vecinos del 305 de la calle de Peñuñuri el 6 de octubre del 2005, donde en el patio se abrió un profundo hoyanco en el que estuvo a punto de perder la vida un oficial de la Secretaría de Seguridad Pública, así como dos elementos de Protección Civil cuando pretendían rescatarlo.
Por fortuna, muchos de los vecinos parecen haber comprendido el grado de riesgo que viven y se han mostrado dispuestos a aceptar la reubicación, por lo que ahora corresponde al Gobierno del Estado, agilizar los trámites para que así sea y además para que se cumplan las promesas que han ofrecido, a fin de que a los habitantes de El Arbolito, no les ocurra lo mismo que a los de La Camelia que prácticamente fueron engañados y que a pesar de sus constantes protestas siguen viviendo en condiciones de marginación.
Es destacable que antes de emitirse el decreto, el Gobierno del Estado y la Presidencia Municipal se hayan avocado a la elaboración de estudios serios para determinar el grado de riesgo existente, pues se ha hecho público que en ellos participó personal de Protección Civil y elementos del Servicio Geológico Mexicano, que han determinado con precisión, cuales son las calles y las casas que presentan altas posibilidades de hundirse y se está actuando antes de que se presenten incidentes graves o pérdidas humanas que lamentar.
Sin embargo al mismo tiempo, el desalojo de un amplio sector de El Arbolito, viene en gran parte a constituir algo así como un epitafio para la actividad minera de la capital hidalguense, pues ha sido en los últimos quince años, en los que la Compañía de Real del Monte y Pachuca ha culminado prácticamente sus actividades y despedido a una gran cantidad de mineros.
De la actividad minera que hace décadas fue signo de esplendor para Pachuca, ya casi no queda nada y del saqueo de cientos, quizás miles de toneladas de oro y plata de las entrañas de la ciudad y la derrama económica que ello significó, solo queda el recuerdo en esos viejos barrios que como El Arbolito, fueron habitados por siglos y de generación en generación, por quienes se dedicaron a la minería.
Por ello es que el desalojo de viviendas y el derrumbamiento de esos inmuebles, es interpretado a la vez como la demolición del pasado minero de la ciudad que se reflejaba precisamente ahí, en los barrios de El Arbolito y El Porvenir, que valga la contradicción, ahora si ya no tiene futuro.
De cualquier modo, la reubicación de las familias debe cumplirse tal como lo prevé el decreto y si es necesario, por medio de la utilización de la fuerza pública, pues aunque algunos nostálgicos de la minería y los recuerdos de sus antepasados se resistirán a dejar las viviendas, debe prevalecer el interés superior que es la protección de la seguridad e integridad física de las personas que hoy se encuentran en riesgo.
Ahora que se ha escogido al fraccionamiento La Providencia para albergar a los reubicados, quizá valga la pena para las autoridades el analizar además una situación que parecen no haber evaluado y que es precisamente el crecimiento desmedido de dicha colonia, de la que se sabe que esta planeada para la construcción final de 25 mil casas-habitación, que una vez concluidas serán habitadas por no menos de 100 mil personas.
Que en una sola colonia se concentre tal cantidad de habitantes, podría generar a la larga una serie de problemas de carácter social de mucha gravedad como lo es la inseguridad y la insuficiencia de los servicios públicos. Se está creando una gran ciudad en una sola colonia de carácter popular, constituida casi en su totalidad por casas de interés social y si ese crecimiento que se da no se regula y planea responsablemente, La Providencia podría llegar a ser en un futuro, tan problemática como lo es en el Estado de México la Ciudad Nezahualcoyolt que se inició precisamente así.
El proceso de reubicación en El Arbolito ha comenzado y debe llegar a su fin, aunque en ella se vayan recuerdos de la minería, pero debe cumplirse todo lo prometido a los desalojados, no como a los de Los Pirules y al mismo tiempo debe analizarse con seriedad, la advertencia de que La Providencia va en camino de convertirse en un grave problema si no se frena su crecimiento desmedido.
Publicada el 24 de julio del 2006
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