lunes, diciembre 18, 2006

¿Reelección de alcaldes? -Mejor No...

* Alcaldes bandidos tendrían la oportunidad de reelegirse tres años más.
* Felipe Calderón apoya la propuesta de reelección de alcaldes.
* Omar Fayad y otros apoyan la idea de ampliar el periodo de gestión a cuatro años.
* Algunos ex-alcaldes se llevaron hasta los lápices, si repiten periodo se apropian hasta de los parques y jardines.


El presidente Felipe Calderón Hinojosa ha manifestado públicamente su decisión de apoyar la propuesta de reformar las Constituciones Políticas de los Estados a fin de incluir en ellas la posibilidad de que los presidentes municipales en funciones, puedan reelegirse de manera inmediata para presidir la alcaldía por un periodo más.
De aprobarse tal reforma, la posibilidad de reelección sería para los presidentes municipales y no se ha mencionado si en ella se incluirían a los regidores y síndicos municipales que integran el Ayuntamiento o si se tendría que conformar una nueva planilla, lo que si queda claro es que los alcaldes podrían extender su periodo.
En el Estado de Hidalgo actualmente los presidentes municipales son electos mediante sufragio libre, secreto y directo para un periodo de tres años sin posibilidad a reelección de manera inmediata, pero existe la posibilidad de que vuelvan a encabezar el Ayuntamiento transcurrida la gestión de su suceso
Los síndicos y regidores se eligen por el mismo periodo y de acuerdo a la ley electoral vigente, están imposibilitados para participar como candidatos a presidentes municipales o contender por una regiduría o sindicatura para el siguiente trienio, a menos que en la gestión que culmina solo hayan tenido la calidad de suplentes y nunca hayan entrado en funciones.
Pero los alcaldes aseguran que tres años son muy pocos para poder cumplir los objetivos trazados en materia de gobierno y ante tal situación han surgido propuestas como la que impulsa el presidente municipal de Pachuca, Omar Fayad Meneses, de reformar la ley para ampliar el periodo constitucional a cuatro años tal como ocurre en algunas entidades federativas, de tal modo que les diera oportunidad de por lo menos hacer algo por su pueblo.
La propuesta ya era analizada en el Congreso Local cuando se dio a conocer que en el ámbito federal, la idea de permitir la reelección de alcaldes tiene el respaldo presidencial, por lo que en caso de ser aprobada la iniciativa, dejaría de ser viable la intención de ampliar el periodo a cuatro años, pues ello daría oportunidad a que los reelectos cumplan hasta ocho años en el poder de manera continua.
La idea no ha sido lo suficientemente analizada o discutida, pero existe la posibilidad de que en el 2007 llegue la propuesta al Congreso de la Unión, concretamente a la Cámara de Diputados a fin de que la reforma sea a la Constitución federal y que las adecuaciones a las leyes locales se vayan realizando paulatinamente en los 31 estados de la República sin contemplar al Distrito Federal.
Pero la sola posibilidad de que se autorice la reelección de presidentes municipales, ha generado ya los primeros pronunciamientos en contra, principalmente en entidades como Hidalgo, donde los pobladores han tenido que sufrir en los últimos años, el mandato de alcaldes ineptos y corruptos, cuya inclinación a la ratería ha provocado que tan solo 29 de los 84 ediles que ejercieron en el periodo 2003-2006 tengan problemas con la justicia, debido a la no aprobación de las cuentas públicas que presentaron ante el Congreso.
En las últimas semanas se ha hecho pública la captura de seis ex-presidentes municipales acusados del delito de peculado, mismos que se encuentran privados de su libertad sin derecho a fianza, debido a la deshonestidad que mostraron en el manejo de los recursos públicos del Ayuntamiento a su cargo, en los que se detectaron irregularidades verdaderamente graves, como la no comprobación o no ejercicio de diversas partidas presupuestales o la inclusión de documentación y facturas falsas para comprobar gastos.
De los 29 ex-ediles acusados por el Órgano de Fiscalización Superior, solo están privados de su libertad seis, el primero en caer en manos de los agentes de la Policía Ministerial fue Lucio Escudero Pando de Tianguistengo y después por partida triple fueron capturados Pedro Tovar Cruz, Juan Antonio Vera Jardines y Eloy Trejo López, ex-presidentes municipales de Tlaxcoapan, Santiago Tulantepec y Tlahuiltepa.
Los últimos dos fueron el de Mixquiahuala de Juárez, Aristeo Calva Valdez y de Chilcuautla, José García Escamilla, sobresaliendo de todos ellos el caso del panista Juan Antonio Vera Jardines, que tan solo en la cuenta pública del 2004, le fueron detectadas irregularidades por un monto superior a los 8 millones 371 mil 720 pesos 79 centavos, lo que significa un desfalco de casi 700 mil pesos mensuales al erario de Santiago Tulantepec.
Pero no solo Vera Jardines es ejemplo de ratería y mal gobierno, como él existen otros más priistas y perredistas, entre los acusados hay hasta ex-alcaldes emanados del PVEM como es el caso del de Singuilucan, pero entre todos el identificado como el de mayores abusos y desfalcos en contra de la administración pública, es el de Huejutla de Reyes José Alfredo San Román Duval, que desde el inicio de su mandato mostró inclinaciones al saqueo al asignarse un salario de 179 mil pesos mensuales, lo que no le fue suficiente para satisfacer sus deseos de enriquecimiento ilícito.
Él junto con los ex-alcaldes de Pisaflores, Felipe Cervantes; La Misión, Gabriel Hernández y de Tianguistengo, Lucio Escudero, fueron desaforados por la LIX Legislatura desde julio del 2005 y salvo este último han logrado mantenerse prófugos de la justicia, como lo están otros 20 más, entre los que se encuentran, por ejemplo, Guilevaldo Recinas García de Zapotlán de Juárez, cuyos actos de deshonestidad fueron advertidos oportunamente por los medios de comunicación.
Que se sepa en sus pueblos nadie extraña a ninguno de estos 29 ex-presidentes municipales que terminaron su gestión con problemas y en otros municipios donde el Congreso local no detectó o no quiso ver las irregularidades existentes, tampoco se percibe que haya nostalgia entre la población por que personas como Alberto Meléndez Apodaca de Pachuca; Isidro Romero Alcántara de Tula de Allende o Mario Macias Muñoz de Tulancingo hayan culminado su periodo.
Actualmente existen presidentes municipales en funciones que todavía no cumplen ni siquiera un año en el cargo y la gente ya no los aguanta, por prepotentes, arbitrarios, incumplidos, rateros, nepóticos, ineficientes o por varios de estos defectos juntos.
Entre los repudiados por una o varias razones se encuentran Claudio Salvador Espinosa Castañeda de Atitalaquia; Joel Nochebuena Hernández de Atlapexco; Francisco Téllez de Atotonilco el Grande; Roberto Muñoz Licona de Huasca; Fermín Castillo González de Chapulhuacán; Miguel Ángel Montiel de Epazoyucan y Lucas Pablo Guzmán Isidro de Francisco I. Madero.
Hay otros como Plinio Islas de Huehuetla que tiene seis meses con la alcaldía tomada y nefastos como Víctor Cardozo Camargo de San Salvador o Rogelio Melo de Lolotla; Muchos rechazan a José Luis Ordaz de Omitlán y muchos más a Odilón Sánchez de Tepeapulco, Mauro López de San Agustín Tlaxiaca y Moisés Cornejo Barrera de Tezontepec de Aldama.
De ejemplos podríamos llenar muchas páginas, más si nos remontaramos a periodos anteriores en los que siempre han existido bandidos, por lo que tan solo los aquí nombrados son un ejemplo de lo peligrosa que sería la aprobación de la reelección de presidentes municipales, pues si en solo tres años han arrasado con todo lo que han podido y algunos se han robado de las alcaldías hasta los lápices, en dos periodos son capaces de apropiarse hasta de los inmuebles públicos.
Tan solo en el municipio de Omitlán se recuerda a un matrimonio donde él fue presidente municipal, lo sucedió en el cargo su esposa y prima y al terminar ella volvió él, viéndose impedidos de continuar así, luego de que una investigación periodística comprobó que se habían quedado hasta con los vehículos del Ayuntamiento. Es de imaginarse que para los hidalguenses la reelección de alcaldes sería mucho más perjudicial que benéfica, por lo que es de desearse que no se apruebe la reforma.



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